23.4.10

Tirás por la ventana los últimos recuerdos en el momento que te dejaron de hacer bien, y de hacer mal también. En ese minuto, en el que te cuesta definir bien los detalles, las sensaciones, el sentimiento producido en el instante del recuerdo. Ahí, cuando no sentís que pasan por el corazón, ni te tocan el alma, ahí, en ese segundo te das cuenta que es hora de hacer limpieza.
-Ya no estoy enamorada.
-¿Cuándo te diste cuenta?
-La última vez que lo ví, cuando me acariciaba. Me dolía cuando lo hacía. Nunca antes le había sentido las manos tan ásperas.

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